25 de febrero de 2014

Maratón de partidos, parada 4: "La Vida sin Gol"


Fuimos a Córdoba 3 años después del único partido ganado por Torrente casi de la misma manera, con Ceballos de árbitro, el dt acechado por un intenso lobby periodístico que lo quiere fuera, un millón de incertidumbres, un equipo golpeado anímicamente por las derrotas...

Para peor, otro partido sin visitantes, en el cual afrontar la odisea de infiltrarse, lo que conlleva conseguirse a algún paisano local que te haga la gamba para decirte donde sacar la entrada, por donde se entra, ver el partido sin decir nada para que no descubran tu falta de tonada cordobesa...

Encima en Córdoba, una ciudad fea, donde el tráfico es terrible, son todos culiaos, el partido es presentado como un espectáculo de mundo marino, anuncian primero al equipo local, los baños están a 3 escaleras abajo, en la pantalla del estadio presentaron al Ever, jugador de la selección Argentina, como "Banegas"...


El partido fue sorpresivamente poco intenso, con un Belgrano que a diferencia de veces anteriores nos permitió un manejo relativo de la pelota, ya que los dos puntas presionaban a nuestros zagueros pero liberaban a Villalba, mientras que Bernardi se abría hasta la posición de 8 para recibir. El pobre Ever fue perseguido por Farré hasta la casa y nunca logró entrar del todo en juego.


Gracias al relativo manejo, a partir de los 15 minutos la lepra empezó a manejar la pelota con la tranquilidad -y lentitud- que lo caracteriza, aunque sin mucha profundidad, ante la espera de un paciente Belgrano que no podía morder porque llegaba tarde y mal a la presión, y se veía constantemente vulnerado por los pelotazos cruzados de derecha a izquierda, a espaldas de Pier Barrios.

El equipo del loco recuperó la forma por momentos, el manejo de los tiempos, la contemporización, la medialuna, los cambios de lado, pero no creó demasiadas situaciones y las que tuvo fueron mal definidas por los delanteros a los que les faltó convicción, hambre de gol. Lamenta ver a Muñoz correr, generarse situaciones para luego llegar mal pisado a la hora de definir.

Una marca registrada del equipo de Berti es el trabajo de los volantes internos, quienes recorren horizontalmente todo el campo buscando desmarcarse y encontrar espacios entre lineas, lo cual conlleva un gran desgaste, mientras los 3 delanteros permanecen estáticos a la espera de alguna habilitación, o retroceden un par de metros a pivotear, para luego volver arriba y arrastrar su marca. El referente está particularmente poco preciso este torneo, lo que nos costó pelotas perdidas con todo el equipo saliendo, por lo menos una vez por partido.

En el segundo tiempo, el antedicho juego del equipo, nos llevó a la posición deseada: Bernardi en posición de 10, tira un pase exquisito sin mirar a Maxi que pica solo a espaldas de la defensa, Olave sale descontrolado como es costumbre, penal, gol de la fiera.

Allí Zielinsky ajustó la marca sobre el mudo poniendo a Marquez, Belgrano salió del letargo y sobrevinieron 5 minutos con una sensación de empate inminente... tal fue así que el gringo no hizo mas que confirmarlo metiendo un testazo en el propio arco. Luego pasó lo mas interesante del partido, 5 minutos donde Belgrano impulsó un golpe por golpe que no le convenía para nada, pero nuestros ya cansados jugadores no pudieron aprovechar los espacios, motivando a Berti a reemplazar los volantes internos y cerrar el partido en empate.

Da un toque de penita ver que Horacio de Dios Orzan entra y parece darle aires renovados a este equipo. Luego uno confirma de que (?) no, viendo como se saca la pelota de encima, pero es toda una imagen del momento del equipo, falto de confianza y de potencia ofensiva.

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